¿Te digo una cosa....?

Les meves Pel.lícules

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dimecres, 3 d’octubre del 2012

No se sabe porque en este país las cosas serias se tienen que decir con humor para que se escuchen.

Aunque parezca un vídeo de humor, los que hayamos visto PUCK FICTION sabemos que la conversación es seria y que en Europa  son raros de cojones.

dimarts, 15 de maig del 2012

15-M 1er Aniversari

No seré yo ahora quien descubra a Serrat, tampoco seré yo ahora quien descubra a los políticos.
Pero la canción "Algo Personal" de Serrat, me hace reflexionar:
  • ¿no será que las cosas no cambian? 
  • ¿y al vivir sólo una vez no nos enteramos como funciona este invento de la vida.......?
P.D.:Una cosa si que se, sólo alguien muy grande puede escribir una canción en 1983 y en 2012 la letra siga tan vigente.

dijous, 19 d’abril del 2012

El truco vuelve a funcionar.

El truco del Rey: “Detrás del gesto mediático había una estrategia preparada al milímetro”

“Lo siento mucho, me he equivocado. No volverá a ocurrir”. Son las palabras del abuelo. Pero las palabras, en periodismo y en historia, cuentan menos que los hechos: ahora falta un gesto que acompañe al arrepentimiento. Primero, que aclare de qué se arrepiente, y luego, por ejemplo, estaría bien que la reducción del presupuesto de la Casa Real no sea de un dos por ciento, sino del 15 ó del 20, ejemplar, como en muchos ministerios. Ahora, que los excelentes marinos reales dejen los discursos para Navidad y se pongan a remar para llegar al déficit.
Lo que veremos la semana que viene en las revistas será, de nuevo, ese pasillo angosto del hospital, donde el Monarca, en un gesto sin precedentes en los 36 años de reinado, bajó la cabeza ante los plebeyos por una vez. Plano de cintura para arriba, mirando a cámara, rostro compungido pero con muy buen color y aspecto, frente bien hidratada y tres frases cortas. “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. El encuentro con Su Majestad estaba preparado al milímetro este miércoles 18 de abril, sobre la una: un pool de los tres medios públicos, con la agencia Efe, Televisión Española y Radio Nacional, repartió impecablemente las imágenes a todos los súbditos, o sea, los destinatarios de las disculpas. Su pueblo. ¿O eran también para su mujer, la Reina? Por cierto, como dice doña Sofía, en las distancias cortas don Juan Carlos es imbatible. Pareció espontáneo y eso resulta enternecedor. Sin embargo, detrás del gesto, hay mucho aparato, muchas horas de trabajo, reflexiones, estrategias y una buena y rápida decisión final: no valían fríos comunicados ni filtraciones ni medias tintas. El Rey, en persona, y de cara…
¿Dirán las revistas de la semana que viene aquello de prueba superada? Buena jugada en cualquier caso. A mucha gente le dio pena. Pienso que las revistas hablarán de la grandeza de un personaje histórico más que del patetismo a cambio del perdón mediático (ver prensa internacional, por ejemplo The Sun). Da igual. El truco funciona dentro de la piel de toro. En esos momentos la gente se queda tan estupefacta viendo al Rey pedir perdón que se olvidan de los elefantes pagados y muertos, o de que van a cobrarle las medicinas al abuelo (no me refiero al Rey), o de que ha subido la luz, o de que el mayor deja la universidad y se va a trabajar a Laponia, o de que estamos a día 20 y no tenemos un euro, o de otros discursos de Su Majestad que ya resultaban poco sinceros. Ese gesto tiene tanto valor mediático que se esfuma el olor a juerga y cobra vida la cara buena del Rey, la cercana, la campechana, la más habitual.
Tal vez para cuando salgan las revistas la semana que viene el Rey complete la faena de las disculpas, porque de momento no ha dicho en qué se ha equivocado, ni qué es lo que siente mucho, ni tampoco qué es lo que no volverá a ocurrir. Tal vez se lo explique a la Reina. No obstante, con este inteligente gesto, de apariencia espontánea, propio del instinto de supervivencia monárquica de los buenos Borbones (o sea, de éste), don Juan Carlos pasa por la izquierda a cualquier adulador, columnistas con complejo de validos del siglo XVIII, y que esta semana de penuria se adelantaban a su propio Señor. Ahora hablarán de humildad, dignidad y grandeza, palabras que pronunciarán sin haber siquiera susurrado antes nada sobre la falta de transparencia, el dinero público, la irresponsabilidad, la doble moral, la hipocresía o la poca ejemplaridad. ¿Qué pasa si ahora sale Urdangarin por un pasillo y dice las tres frases mágicas de su suegro? ¿Le cobrarían el diez por ciento de la amnistía blanqueadora y de veraneo a Marivent?
Dentro de una semana, veremos las disculpas a todo color en las revistas y a otra cosa.....